sábado, 15 de diciembre de 2012

¿Se debe comer o ejercitar en ayunas, para mejorar la quema de grasa?



El ejercicio físico, conlleva necesariamente la quema de energía que el cuerpo obtiene a partir de nutrientes, entre los que se cuentan carbohidratos y grasas, entre otros. Sin embargo, ¿hay algún método que permita el quemar más grasa de la acostumbrada, mediante la misma intensidad de ejercicio físico? La respuesta a esta pregunta dependerá en gran medida de las características del propio ejercicio al mismo tiempo de si se realiza en forma constante o regular. Con todo, cabe señalar partiendo de ejemplos concretos, las siguientes recomendaciones:

Ejercicios de baja intensidad, realizados en la mañana, luego de un ayuno nocturno: cuando nos referimos a ejercicios de baja intensidad hablamos de actividades como: caminar o andar en bicicleta. Ha quedado demostrado que el ingerir una porción de alimentos ricos en carbohidratos, sobre todo con un alto índice glicémico (papas, fideos, arroz, etc) en forma previa a un ejercicio de baja intensidad, repercute negativamente en la lipólisis (proceso de liberación de ácidos grasos desde las reservas), y en su posterior uso como energía. Influyendo, por consiguiente en que se produzca una menor utilización de energía proveniente de las grasas.
Aun que el ayuno previo, a la realización de este tipo de actividad pareciera ofrecer una solución a esta condición, y efectivamente favorece la quema de grasa, el ejercitarnos luego de un ayuno nocturno provoca diversos inconvenientes, como la destrucción de las proteínas en los músculos, además de un menor rendimiento deportivo, y el riesgo de hipoglicemia (disminución del azúcar en la sangre), que en su conjunto causan malestares como cansancio y mareos, durante el esfuerzo.
Por este motivo, lo recomendable para este caso, es ingerir en un lapso de tres o más horas en forma previa a este la actividad física, cantidades moderadas de carbohidratos con bajo índice glicémico (hasta 50 grms), presentes en frutas, lácteos descremados y cereales, que actúan en el metabolismo, ofreciendo una condición similar que nos proporciona las ventajas del ayuno, en cuanto a la quema de grasas, pero no así en las consecuencias negativas.   

Ejercicios de moderada y alta intensidad. En este grupo de ejercicios ubicamos actividades como el fortalecimiento muscular, desprendido del trabajo con pesas y máquinas, y ejercicios dinámicos con intervalos de alta intensidad, ocupados por ejemplo en el entrenamiento de ciertos deportes. Esta forma de trabajo, favorece indiscutiblemente la utilización del tejido adiposo como energía después de la sesión, sin ser necesario un ayuno previo, e incluso recomendándose la ingesta de una ración de carbohidratos en forma previa, para incrementar y favorecer la quema de grasas, producto de la mayor oxidación del glúcogeno durante el ejercicio, en conjunto a una mayor oxidación de las grasas luego del esfuerzo. En consecuencia lo recomendable, para este caso sería realizar ejercicios de moderada y/o alta intensidad, seguidos de ejercicios de baja intensidad, ya que se ha demostrado que por ejemplo una rutina de pesas, seguida de un ejercicio aeróbico, es capaz de mejorar en un 100% la efectividad en la quema de grasas, en comparación a los efectos de una sesión aeróbica realizada de forma aislada. 






Fuentes:

Macmillan, Norman. EJERCICIO Y QUEMA DE GRASA: ¿COMER O NO COMER ANTES DE ENTRENAR?. Rev. chil. nutr. [online]. 2009, vol.36, n.1 [citado  2012-04-22], pp. 72-74 .

Macmillan, Norman. ESTRATEGIAS NUTRICIONALES PARA OPTIMIZAR LA OXIDACION DE GRASA DURANTE EL EJERCICIO. Rev. chil. nutr. [online]. 2004, vol.31, n.3 [citado  2012-04-22], pp. 283-286.

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