domingo, 25 de noviembre de 2012

Sobre el crecimiento muscular, y el tipo de entrenamiento para conseguirlo


  
  Kraemer y Spiering (2008) nos dicen que un músculo puede crecer de dos maneras, la primera, es mediante la hipertrofia, que corresponde al aumento de tamaño de las fibras musculares, y la segunda forma, sobre la cual aún no existe consenso de si efectivamente puede darse en los seres humanos, es la hiperplasia, que significa el aumento del número de fibras musculares  (pág. 29)

  En su estudio, estos autores revisan la primera forma de crecimiento, y concluyen los siguientes aspectos:
Como hemos podido ver en anteriores trabajos, si bien el crecimiento muscular es un proceso saludable que proporciona muchos beneficios, en general todavía hay muchas personas que no participan en entrenamientos que se orienten a ese fin, por miedo de que termine por convertirlos en “demasiado grandes”. Un temor todavía más frecuente en las mujeres. Sin embargo contrario a lo que se cree, el crecimiento muscular no es tan simple, y particularmente para las mujeres, estas:

 “no sólo tienen menos fibras musculares que los hombres, sobre todo en la parte superior del cuerpo, sino que además la concentración de la principal hormona anabólica (formadora de músculo), la testosterona, es mucho menor que en los hombres. Por consiguiente, rara vez desarrollan músculos demasiado grandes (o "varoniles”) sin el uso de fármacos anabólicos.” (Kraemer y Spiering, 2008, p. 30).

 Un programa de musculación adecuado en ellas, tendría como resultado en cambio, una mejor definición muscular, sumada a una reducción de las medidas del cuerpo.

 En los hombres, el crecimiento muscular depende además del entrenamiento, de : una nutrición adecuada, un descanso apropiado y también la predisposición genética, por mencionar algunos factores.

  Refiriéndonos al crecimiento muscular, existe una relación firme entre el tamaño de un músculo y su fuerza; ya que en general un músculo más grande es un músculo más fuerte. Por este motivo el paradigma del crecimiento muscular, sumado a otras variables que mencionaremos más adelante obedece a la siguiente relación:





  Durante las primeras semanas de realizar un programa de entrenamiento de fuerza, los autores nos dicen  que esta última aumentará de manera espectacular, pero que en esta fase el incremento del tamaño muscular, será mínimo.  “como consecuencia de que este aumento temprano de la fuerza se debe sobre todo a la mejora de la función neural (…) el aumento de la activación de los músculos agonistas (principales) y sinergistas, la reducción de la activación de los grupos musculares antagonistas, la mejoría de la coordinación intermuscular del grupo y la mejora de la velocidad de desarrollo de la fuerza”
 El crecimiento muscular, desprendido de un entrenamiento de fuerza adecuado para este fin, es un resultado a mediano plazo. En esa dirección un programa de entrenamiento óptimo según Kraemer y Spiering (2008), debe considerar y tener las siguientes características:

  Como primer punto, ciertos rangos de intensidad y volumen del ejercicio parecen ser óptimos y han mostrado los mejores resultados a la hora de inducir hipertrofia. La intensidad del ejercicio tiene que ver con la carga, o peso, utilizada durante un levantamiento, y el volumen del ejercicio es el número de repeticiones multiplicado por el número de series.

“Para maximizar la hipertrofia suelen recomendarse cargas moderadas a pesadas (70 a 85% de la fuerza máxima para un levantamiento dado) y volumen alto (8 a 12 repeticiones para tres o cuatro series) (Fleck y Kraemer, 2004). Los programas que usan estas intensidades y volúmenes para cada ejercicio estimulan aumentos agudos mayores en las hormonas anabólicas naturales que los regímenes con cargas mayores y volúmenes menores (es decir, programas que resaltan los aumentos de la fuerza muscular; Kraemer y cols., 1990; Kraemer y cols., 1991). Pag. 32

Como segundo punto, los autores nos dicen que:

“A partir de una investigación llevada a cabo en la National Aeronautic Space Administration (NASA) por el laboratorio del doctor Gary Dudley a comienzos de la década de 1990 quedó demostrada la importancia de ejecutar acciones musculares concéntricas y excéntricas para aumentar el tamaño y la fuerza de los músculos (Dudley y cols., 1991; Hather y cols., 1991). Pag 32
  Lo cual nos quiere decir, que al ejecutar un ejercicio con carga, debe efectuarse un esfuerzo y aplicación de fuerza, tanto en el movimiento que involucra el “acortamiento” del músculo que se esté trabajando, como en su “estiramiento”. Dicho de otra manera, si estoy levantando un peso con el brazo, lo natural es que requiera y aplique fuerza, al subir el peso, pero una vez que lleve el peso hacia abajo, no debo simplemente dejarlo caer, sino oponer resistencia hasta llegar al punto en que nuevamente debo empezar el movimiento hacia arriba, y así sucesivamente hasta terminar el ejercicio.

  Como tercer punto, Kraemer y Spiering (2008) nos dicen que la duración del período de descanso entre cada serie de ejercicios también es un factor a considerar:

. Los períodos de descanso cortos (uno a dos minutos) en ejercicios de intensidad y volumen moderados a altos inducen mayores respuestas inmediatas de las hormonas anabólicas que los programas que emplean cargas muy pesadas y períodos de descanso más prolongados (tres minutos; Kraemer y cols., 1990; Kraemer y cols., 1991). Los períodos de descanso más cortos se asocian con mayor estrés metabólico (p. ej., concentraciones más elevadas de ácido láctico en sangre) y el estrés metabólico es un estímulo para la liberación de las hormonas. La respuesta hormonal es importante porque las hormonas anabólicas naturales estimulan la síntesis de proteínas del músculo y el aumento de su tamaño. Pag 33

  Por este motivo los periodos de descanso recomendados, son de uno a dos minutos, para optimizar el aumento de tamaño muscular a largo plazo

  Ya para terminar, como cuarto y último punto, es importante recordar que después de una sesión de ejercicio se deben ingerir los nutrientes adecuados para reponer los sustratos que utiliza el músculo y favorecen la reparación:
  Motivo por el cual, es importante consumir hidratos de carbono y proteínas suficientes.
  La concentración de hormonas anabólicas (que estimulan el crecimiento muscular) en la sangre durante el ejercicio y alrededor de una hora después de él, (…) permite que el cuerpo reconstruya y agregue músculo durante ese tiempo. (Kraemer y Spiering, 2008, p. 34, 35). Factor que ofrece un momento en el cual la ingesta de dichos nutrientes, se vuelve especialmente necesaria, a la finalidad del crecimiento muscular.


Bibliografía

Kraemer, William. Spiering, Barry. (2008) Crecimiento muscular http://media.axon.es/pdf/68796.pdf




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miércoles, 7 de noviembre de 2012

El objetivo de alcanzar nuestro peso ideal, 4 consejos útiles para conseguirlo


El objetivo de alcanzar el peso ideal, por lo general obedece más a factores estéticos que de salud. Sin embargo, esa búsqueda debe forzosamente considerar este segundo aspecto. Miranda (2007) nos dice que la mayoría de las personas busca empezar un programa que le permita bajar el índice de grasa, obtener tono muscular (ganar definición), aumentar su flexibilidad, y por último, en algunos casos, el mejorar su resistencia y funcionamiento atlético (pág. 1)  Para ello enumera 4 puntos que deberíamos incluir y tener presentes:

Número 1. El ejercicio con pesas (hablamos de series de repeticiones seguidas, de 8 a 10 repeticiones, con un peso moderado, e intervalos de descanso de 2 a 3 minutos, entre ellas):
Si bien la mayor parte de nosotros piensa que sólo con levantar peso se ganará musculatura, lo que terminará por darnos un aspecto “inflado” (musculoso).  Esto es falso, debido a que el aumento de la masa muscular, no es tan simple y precisa de varios otros factores, entre ellos una alimentación adecuada, y la mediación de la hormona testosterona, motivo que hace que dado los diferentes niveles hormonales en hombres y mujeres, en ellas puntualmente el aumento de masa muscular se vea bastante limitado y poco accesible, a diferencia de los hombres, pero en ambos, otros resultados son relativamente semejante, como la tonicidad muscular (dureza del musculo) y una mayor quema de calorías, dado que a mediano plazo el requerimiento de calorías producto de este entrenamiento, como veremos más adelante, es elevado.  (Miranda, pag1)

Número 2 Prestar atención al tipo de dieta y las actividad aeróbicas que se realizan. La dieta por sí misma, como única medida para bajar de peso, puede alcanzar ese objetivo, pero también traerá como consecuencia un cuerpo flácido, al que le falte el aspecto de firmeza (Miranda, pag2) En este punto y además por los beneficios que trae consigo, se recomienda incluir al mismo tiempo una actividad física. Siguiendo la idea anterior, cabe mencionar que “Los Ejercicios aeróbicos de baja intensidad (…) no aumentan tú metabolismo (lo cual es necesario para perder grasa)” si bien, comparativamente, el ejercicio aeróbico quema de manera inmediata más calorías que el ejercicio con pesas, los ejercicios de fuerza y los entrenamientos “cardio” de alta intensidad (HITT), elevan el metabolismo por mucho más tiempo, incluso hasta por 48 horas, con lo cual se queman miles de calorías más, a mediano plazo (Miranda, pag4). sin obviar claro, la importancia del papel de una dieta balanceada, en la pérdida de grasa, pero sí, como ya se dijo, el de hacer horas y horas de ejercicio de baja intensidad

Número 3. Consumo de proteína. Miranda (2007) nos dice, y existe consenso en este punto, que el no consumir suficiente proteína es un gran error ya que el consumo adecuado de proteínas aumenta la síntesis proteica y con ello también el metabolismo. Factores de importancia tanto para la pérdida de grasa, como para la salud en general. En esa dirección el ideal empieza por consumir alrededor de dos gramos de proteína por kilo de peso corporal, distribuido en un total de comidas entre 5 o 6 a lo largo del día (cuyas porciones no deben ser necesariamente exageradas en cada una de ellas, en cambio debemos dar énfasis a su adecuado aporte nutricional). Incluyendo proteínas que de preferencia presenten un alto valor biológico.  

Número 4. Por consiguiente, el recurrir a una mala dieta, junto a un mal programa para bajar de peso, que no repare en el consumo de una alimentación equilibrada y saludable, preocupándose sólo de su menor aporte calórico, provocará que el metabolismo se vuelva lento y en consecuencia, volverá más difícil tanto el quemar calorías, como perder grasa. Por otro lado llegado a ese punto el cuerpo suele entrar en un estado catabólico (que implica la pérdida de músculo y tonicidad muscular). Además de otros inconvenientes como falta de energía y somnolencia.

Todas estas consideraciones básicas, deberían bastar para permitirnos escoger o confeccionar un mejor programa, en su conjunto más eficiente, que nos proporcione una herramienta útil a la hora de alcanzar nuestro objetivo de acercarnos a nuestro peso ideal, o bien, mantenernos en él, de manera saludable.





Bibliografía

Miranda, Alberto. (2007) Las 4 cosas que una mujer debe saber Nutrición estratégica




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